Desconexión Personal
- Pedro Axel García Jiménez

- 26 jul 2024
- 4 Min. de lectura
En un mundo tan caótico como en el que vivimos, donde tan solo 17 días después de que inicio el año ya nos enfrentamos a la amenaza de una Guerra mundial, han muerto mas de 1,000 millones de animales demostrando que la única y real guerra es contra el cambio climático, parece una locura hablar de amor pero es precisamente lo que haré el día de hoy, o al menos me será una auto terapia.
Reflexionemos por unos instantes, en ningún momento de la historia del hombre se había tenido mayor acceso a la comunicación, cultura, información y a las relaciones multiétnicas, sin embargo, somos la generación de las relaciones deshumanizadas, de discursos e ideas recicladas, donde nos hemos limitado a definir nuestra individualidad a través del partido al que apoyamos, a la escuela que asistimos, la música que escuchamos, el equipo al que apoyamos, etc., pero lo cierto que es la mayoría de nuestros pensamientos, nos son nuestros, pero nos han convencido de que lo son, libramos nuestras más grandes batallas a través de tribunas digitales y pareciera que la inteligencia humana se ha limitado a 280 caracteres, según Twitter, y que nuestro valor individual depende de unas cuantas reacciones en alguna plataforma, la rutina ha invadido todos los aspectos de nuestra vida y hasta en los momentos de diversión no hay gran variedad, lo cierto es que vivimos atrapados en la intrascendencia cotidiana, lo último que vemos al dormir es una pantalla y es su luz blanca y helada lo que veremos al despertar... Somos la generación de la conexión mundial y la desconexión personal.
Ahora la dirección a la que quiero apuntalar esta reflexión, no es otra que el lugar que tiene el amor ante el adoctrinamiento inconsciente y consiente al que es expuesto el ser humano todos los días; el amor al igual que muchos aspectos de nuestra vida, fue tomado por nuestro medio de producción y ha comercializado indirectamente con él porque lo que se nos vende es una industria del romance, de erotismo, de fantasía o de soluciones rápidas a la ausencia de amor, no el amor mismo, situación por la que se ha idealizado y estandarizado la idea de que algún día por azares del destino tropezaremos con él, y que cuando esté llegué a nuestra vida cobrará el sentido que tanto anhelamos a modo de cualquier novela, película o canción de Disney. Sin embargo, esto desemboca en frustración, porque para empezar lo que se nos enseña es que el amor es perfecto, pero solo las cosas y NO lo humano puede ser perfecto, y si el humano persigue lo perfecto terminará por cosificarse.
El amor no es perfecto, en cualquier relación hay obstáculos que son inevitables, incluso que son necesarios afrontar para construir una base sólida de confianza y honestidad, las emociones negativas son sanas cuando se expresan; otro error que se nos ha inculcado es el pensar que el único amor existente es el que se encuentra en la unión interpersonal cuando existe el amor a los padres, a la familia, el amor fraternal y hasta el amor a dios, que no es otra cosa que un nivel de autocomprensión, pero entre todos estos se encuentra el que considero yo el más importante, el amor propio.
De este nacen todos los demás o al menos deberían hacerlo, dado que el amor a dios en ausencia de amor propio da lugar al fanatismo, el amor fraternal en ausencia del mismo no es más que el amor que queremos recibir, a la familia representaría un estancamiento personal y a lo que corresponde a las relaciones interpersonales puede que, por un lado, proyectemos nuestras carencias en la otra persona esperando que nos haga felices o, por otro lado, que usemos estas relaciones como un instrumento para escapar de nosotros mismos, por lo que inevitablemente en algún momento nos toparemos con la realidad de que solo queremos llenar un vacío y que no hay nada realmente auténtico sosteniendo nuestra relación; el amor verdadero nace de la admiración y el respeto, no de la necesidad de querer llenar un espacio.
El amor propio es la fuente de nuestra capacidad para amar y solo podemos llegar a él a través del camino del autoconocimiento, aceptando nuestras virtudes y nuestros vicios, es un camino que nunca acaba, pues el amor no es un estado al que se llegue y este permanezca inmóvil, sino que debe alimentarse y no dejarse morir. Solo así podemos llegar a amar a otro ser humano y unirnos en una sola alma sin dejar de ser dos individuos independientes con deseos y metas propias, dos individuos que se unen para
combatir la intrascendencia cotidiana y derribar la prisión en el que esta sociedad se ha convertido, que abandonan la comodidad de su soledad para caminar juntos.
Siempre pensamos en buscar amor, pero yo los invito a que aprendamos a amar primero y que entendamos que no es solo un sentimiento que se tiene hacia una persona, sino que es nuestra forma de comunicarnos con el mundo, de trasmitir nuestro universo interno y que en estos tiempos de obscuridad es la única luz que puede guiar nuestro sendero.












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